2005-04-30

Vuelta a Oiapock



Teníamos ganas de más fiesta. Así que después de la cremallère de Dani decidimos darnos otra vuelta por Oyapoque. Además los nuevos no la conocían y nos lo pasaríamos bien. Volvimos a ir al mismo Carbet donde la primera vez, estaba muy bien y el precio era bueno. Esta vez fuimos con los coches de los Arianespace, tienen todos aire acondicionado (lo cual se agradece muchísimo), radio para amenizar el viaje y lo mejor de todo como no pagan la gasolina el viaje salía gratis. Llegamos por la tarde y dejamos los coches en una especie de parking donde se supone que por 10Euros/coche nos los cuidaban. Escogimos a uno de los cientos de barqueros para que nos diera el paseíto por el río y nos llevara al Carbet. Una vez las cosas arregladas fuimos al pueblo a cambiar el dinero. El cambio estaba algo peor que la última vez, pero seguía estando bien. Hicimos algunas compras que necesitamos: maquillaje (que le habían robado a Ruth) y unos zapatos, ya que se había cargado los únicos cómodos para ir a trabajar. Y los nuevos aprovecharon para comprarse sus hamacas y mosquiteras para cuando las necesitaran. Por la noche nos fuimos a cenar y tuvimos a un pesado dándonos la vara todo el rato. Nos pusimos contentillos ya en la cena, pero al llegar a la discoteca acabamos igual o peor que la otra vez. Dani, Iván, Felix y Ruth nos fuimos los primeros a dormir porque estábamos hechos polvo. Oleg vino sólo, dice que le intentaron atracar por el camino pero que les dijo que no les daba nada y siguió adelante. Nosotros más bien creemos que estaba tan mal que no sabe si es cierto o lo soñó. A la mañana siguiente (bueno unas 3 o 4 horas después) nos levantamos para poder desayunar. Javi y Julien habían vuelto hacía 2 horas escasas, así que estaban que no podían ni abrir los ojos. La resaca que tenían era increíble, tanto que Julien ya no comió en todo el día. Al mediodía fuimos a comer a un sitio que conocía Michel (un cuarentón que acababa de divorciarse y que se tiró toda la noche intentando ligar con quinceañeras, y según las malas lenguas lo consiguió). El restaurante estaba bastante bien, comimos incluso una salsa que parecía allioli. Un rato después recogimos nuestras cosas y nos volvimos a Kourou.

2005-04-22

La cremallère de Dani

No, no, no vamos a hablar de los pantalones de Dani. En Guayana hay la costumbre de hacer una fiesta para inaugurar tu casa o apartamento, se llama la Cremallère. Todos los últimos españoles hemos pasado de hacerla, Ruth la primera, ya que al encontrarse sola cuando llegó no tenía ganas de fiesta. Pero Dani tenía una gran presión de sus compañeros (todos franceses) para hacerla, y vamos, que tampoco hubo que pincharle mucho. Nos presentamos en su casa a eso de las 21h30, pensamos que era demasiado pronto, pero llegábamos de los últimos. Ya estaban allí todos los franceses, los españoles por supuesto siempre llegamos tarde, y para no perder la costumbre Iván y Javi llegaron los últimos. La casa estaba llega de gente, sobre todo peña de Arianespace que es la empresa donde curra Dani. Estaba la crème de la crème de la base. Por supuesto Dani no quiso complicarse la vida cocinando ni que fuese unos bocatas, así que nos presentó 2 mesas llenas de alcohol y un montón de pringles (que es una de sus comidas favoritas, las compra por quilos). Acababa de instalarse en la casa, así que no tenía ni equipo de música, ni ordenador, ni tele... Un compañero suyo se trajo un equipillo con lector de CD. De vez en cuando conseguiamos meter algo de buena música: MClan, Héroes... pero rápidamente el dueño (francés) del equipo nos la cambiaba y nos ponía unos bodrios increíbles. La fiesta llegaba cuando los españoles poníamos nuestra música y cantábamos como locos. Luego nos fuimos al Clybertown, una discoteca llena de travolos, pilinguis y legionarios. Iván tuvo que volver a casa a cambiarse de camiseta porque su atuendo no se correspondía con los niveles de excelencia del local. Estuvimos un buen rato bailando como locos y acabamos todos bailando en el podium y bastante pedos. Lo pasamos muy bien, lástima que no lo hagamos todas las semanas.

2005-04-03

Ivan el Terrible llega a tierras guayanesas

Vayas donde vayas, en cualquier parte del mundo que se precie, hay un gallego. Aquí no teníamos ninguno y en GTD nos mandaron a Iván para paliar esa carencia. Un chaval de nuestra edad (28). Llegó el peor día que podía llegar, el que nos robaron. ¿Pero que culpa tenía él?. Así que el día que vinieron todos a casa porque no podíamos salir por lo de las cerraduras, se vino también a comer. Ese día Ruth no estaba muy fina, además de ir coja (pues se había hecho daño en un dedo del pie en el Carbet la semana de antes), habíamos pasado muy mala noche por lo del robo. Hizo macarrones y le salieron algo sosos, pero Iván se lo comió todo e incluso repitió (es que come como una lima). Estuvo todo el día haciendo preguntas: "´¿dónde hago esto? ¿cómo hago lo otro? ¿con quién tengo que hablar para...?, vamos, como todo el mundo cuando llegamos... Ha venido a Guayana a un puesto de gran responsabilidad, tiene que poner a raya a todos los guayaneses del equipo, una tarea harto difícil. Como todos los gallegos, Iván no se estresa por nada (su filosofía de la vida es envidiable), así que veremos cómo se las apaña para ponerlos en vereda. Le gusta muchísimo sacar de quicio a Ruth, (trabajan juntos y se apoya en ella cuando necesita algo) así que no para de meterse con ella porque dice palabras en catalán cuando habla en español y sobre todo cuando dice "gazapos" típicos catalanes. Ruth se cabrea un montón y él se parte de risa. Al poco de llegar le enseñó a Ruth esto de los blogs y ahora compiten sobre cuál mola más o cuál tiene más visitas. Visitad su blog cuando acabéis de leer este en www.guayanero.br.gs o clicad en el link de la derecha "El blog de Ivan. El gallego de la Guayana", en la sección "Al empezar el día yo miro..."

Ladrones, hijos de p...

Nos han entrado a robar. La probabilidad de que en 3 años en Guayana te entren a robar en casa es muy alta. Cierto es que si tienes casa en lugar de apartamento las probabilidades aumentan muchísimo. Esa noche nos invitó Julien a cenar a su casa. Estuvimos comiendo unas pizzas y jugando hasta las 3 de la mañana. Nos volvimos a casa porque a Ruth le dolía la cabeza. Al llegar vimos que la luz de una habitación estaba encendida (malo, porque sólo dejamos la luz del comedor). Lo primero que pensamos era que nos la habíamos dejado encendida. Pero al intentar abrir la puerta de casa escuchamos que alguien andaba alrededor de la casa. Vimos una linterna así que nos imaginamos lo peor. Apareció un agente de la compañía de alarmas, cuando lo vimos se nos cayeron los huev... al suelo. Nos dijo que nos habían entrado a robar por la verja del jardín. Dimos la vuelta a la casa y vimos que la verja estaba abierta aunque increíblemente la cerradura estaba cerrada e intacta. Lo primero que vimos fue que faltaban las bicicletas y luego que la maneta de la cristalera que da acceso al comedor estaba petada. Entramos en el comedor y nos lo encontramos todo patas arriba. Enseguida vimos que faltaba la PS2, tan listos son que se la llevaron sin cables y amablemente nos dejaron la tarjeta de memoria (para que no perdiéramos la partida, que majos). Luego revisamos los cajones que estaban abiertos y vimos que había desaparecido la cámara de fotos digital y lo peor de todo, el bolso de Ruth con toda su documentación, la PALM y las llaves de casa. Ruth fue a revisar la habitación y comprobó que se habían llevado todas sus joyas y un estuche de maquillaje metálico. Por suerte habían dejado el ordenador, pero revisando en los cajones nos dimos cuenta de que se habían llevado la llave USB y por supuesto una navaja de madera típica guayanesa. Por supuesto llamamos corriendo a España para cancelar la tarjeta de crédito. Como se habían llevado las llaves y la verja estaba rota, no podíamos acostarnos tranquilamente. Así que Felix pasó el resto de la noche haciendo guardia con un machete. Ruth mientras tanto intentaba dormir un poco para que se le pasara el dolor de cabeza. Al dia siguiente llamamos a Dani para que cuidara la casa mientras que íbamos a la Gendarmería a poner la denuncia. Vinieron a tomar huellas pero nos dijeron que no eran útiles para encontrar a los ladrones. Durante el día vinieron los amigos a comer a casa junto con Ivan, el recién llegado. Esa noche montamos la cerradura de la verja que cerraba perfectamente y atrancamos la puerta de la calle con un mueble muy pesado. El lunes llamamos a la inmobiliaria para que viniera a cambiar todas las cerraduras de la casa y arreglara una ventana que se habían cargado. Entonces empezó lo peor, recopilar facturas para intentar recuperar por lo menos el dinero equivalente a lo que nos habían robado, aunque había cosas cuyo valor material era mucho menor que el sentimental. Después de poner la denuncia fuimos descubriendo que faltaban pequeñas cosas, algunas de valor (como una calculadora científica HP 48GX) y otras de ninguno (una caca de bata que tenía Ruth para ponerse encima del pijama que le costó 12Euros). Como os podeis imaginar a partir de ahora las fotos que pongamos serán fruto de la caridad de nuestros compañeros.